Hace 25 años conocí a un hombre maravilloso que había dedicado su vida a encontrar pozos de agua en Guanajuato utilizando nada más su péndulo. El péndulo le indicaba donde debían cavar el pozo para encontrar agua en las grandes extensiones de tierra árida por completo. Variaba la profundidad de la excavación y los materiales con los que se encontraban en el camino antes de llegar al agua.
En aquella época, esto era nuevo para mi y se me hacía mágico, imposible e irresistible.
Con el paso del tiempo, los péndulos llegaron a mi a través de excelentes terapeutas y excelentes maestras, hasta el momento todas mujeres, que han encontrado en el péndulo un excelente aliado para hacer el bien a si mismas y a los demás.
Es por eso que, en esta ocasión, quiero invitarlos a disfrutar esta parte de lo maravilloso de nuestra conexión con lo Divino, de la conversación con nuestros cuerpos y nuestras almas utilizando los péndulos. Y si ya los has utilizado, ven a experimentar las maravillas del trabajo sanador en equipo utilizando diferentes tipos de péndulos a la vez.