Creo que una de las tareas más difíciles de nuestros tiempos es aprender a perdonar a todos aquellos que nos han dañado de alguna forma. Porque no se trata de tapar la herida y decir no pasa nada. Se trata de ser conscientes de que la tenemos y con mucho amor, muchísimo amor tratar de sanarla perdonando a los que la causaron y a nosotros mismos.
A veces, creemos que porque olvidamos algo ya lo hemos perdonado, lamentablemente el olvido trata de disfrazar nuestro dolor y le va poniendo capas de aparente alivio, pero cuando recordamos nos damos cuenta que el dolor está presente, que realmente no ha sido sanado y que tenemos que trabajar con él. Debemos enfrentar el dolor y perdonar.
El destino nos enfrenta a situaciones que debemos aprender a superar como parte de nuestro aprendizaje en la vida. Nos pone trampas, juega con nosotros para demostrarnos que algo ya está sanado o algo falta por trabajar.
Al decir trabajar, me refiero a que debemos buscar la mejor manera para cada uno de nosotros de enfrentar la situación, superarla y aprender. Cada quien tiene sus propios caminos, y sus propios mecanismos, algunos recurrimos a la religión, otros a la familia, otros a los especialistas médicos, otros al trabajo, y otros a nosotros mismos y seguramente ustedes podrían añadir muchos otros mecanismos de superación personal que les han ayudado.
A nivel personal, el trabajo más duro ha sido el aprender a perdonarme a mí misma, porque a veces uno inconscientemente se culpa de haber estado allí, de haber permitido algo, de no haber tenido la respuesta inmediata y acertada, o se culpa por el simple echo de existir en ese momento o de seguir existiendo luego del suceso.
El perdonarme a mi misma por cada uno de mis errores en la vida ha sido lo más difícil y sigue siendo todavía. En este proceso he aprendido muchas cosas: que sólo soy un ser humano más, que habito en un cuerpo limitado por su materia y sus condiciones genéticas, que siento, que sufro, que padezco igual que otros, que no puedo hacerme responsable de todo lo que pasa a mi alrededor, que debo respetar las decisiones de vida de todos los que me rodean, su libre albedrío, y que pase lo que pase, debo amarme y tratarme con mucho amor porque soy lo único que poseo en realidad. Porque dentro de mí está Dios, porque, como dicen: Dios y yo somos UNO, y debemos continuar por el camino de esta maravillosa vida que se nos ha dado de la mejor manera posible, sin olvidar que hemos nacido para ser felices y para tratar de superarnos a nosotros mismos.
Para escribir este post he abierto mi corazón y espero que reciban el amor y la humildad con que ha sido escrito.
Tags: amor, Camino, conscientemente, corazón, culpa, Dios, el destino, humildad, inconsciente, nuestros tiempos, perdón, perdonar, realidad, sanar, trabajo, Universo