
La mente del hombre es como la superficie de una laguna. Si se agita, se dificulta ver su profundidad. Cuando el agua está mansa y quieta, entonces se podrá ver. Es en la quietud de vuestros pensamientos que hallarán la profundidad de las cosas. Y es en la profundidad del alma donde empezarán a recordar. Hermanos, ha empezado la definitiva etapa del recuerdo. De convertirse en lo que son. De ser lo que se espera, a lo que realmente vinieron. En suma, de ser soles en el planeta.
Las pautas ya han sido dadas. Se les ha transmitido lo que necesitaban. Saben que es el momento de reconocer en cada montaña, desierto o selva, y en las experiencias, lo que siempre estuvo dentro de ustedes. El hombre es un ser luminoso que ignora su luz. Un caminante que no necesita de sendero alguno cuando siente y fluye. Un ave que puede volar aún sin el viento si cree. Fueron puestos a prueba más de una vez. Pero en esta ocasión verán los frutos de todo lo aprendido.
Y será cuando observen un paisaje conocido, como si hubieran estado antes en ese lugar… Entonces sabrán que está todo servido.
Las puertas se abren para algunos, pero ellos les representarán en la comunión que se espera con nosotros.
Que el espíritu del Profundo acompañe a cada viajero de agosto, y a todos aquellos que vibrarán con la gran tarea desde su lugar.
Con amor,
Alcir
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